La zona de las
“Quintas de Sarandí” es prácticamente el único relicto del agroecosistema
periurbano de la ciudad de Buenos Aires, tal cual existió durante el siglo
XIX y, en muchos casos, hasta bien entrado el
siglo XX.
Establecido en
una porción del ecosistema de la Selva Marginal Costera del Paraná - Plata, es
el producto de la transformación agrícola de dicho ecosistema por parte de
inmigrantes del norte de Italia (particularmente de la región de Génova),
quienes trajeron sus ricos conocimientos y prácticas campesinas. Aplicando esos
conocimientos y prácticas, organizaron allí un sofisticado y original sistema
de canales para riego y navegación. El uso de los canales para riego permitió
el establecimiento de una importante superficie de pequeñas fincas agrícolas
campesinas periurbanas, que fueron durante décadas una de las fuentes principales
de aprovisionamiento hortícola para la ciudad de Buenos Aires. Además, se
estableció una importante agroindustria artesanal vitivinícola, que le dio una
marca identitaria a la zona, como la productora de los buscados vinos de la
costa, una actividad que se ha conservado, aunque muy disminuida en volumen,
hasta el presente.
Los canales
fueron también usados para la navegación en pequeñas embarcaciones a vela y
remos, que permitían transportar personas y bienes entre las Quintas y el
puerto de La Boca. Este uso fue abandonado completamente antes de mediados del
siglo XX, con el desarrollo de las vías terrestres de comunicación.
Las importantes
perturbaciones ambientales producidas en toda el área a causa de la degradación
de la Cuenca Matanza-Riachuelo se potenciaron exponencialmente a partir de
comienzos del período económico de sustitución de importaciones (décadas de
1930 y 1940).
En este período,
la zona de las Quintas recibió dos grandes conjuntos de impactos. Por un lado,
los provenientes de la vertiginosa disminución de la calidad de las aguas del
Riachuelo y de los cursos de los arroyos Sarandí y Santo Domingo. Por otro
lado, el impacto –si bien algo menor que el anterior en términos
materio-energéticos, importantísimo en términos de pérdida de información
eco-cultural-, producido por la instalación y consolidación del Polo
Petroquímico del Dock Sud. Este primer conjunto de impactos consistió en un
menoscabo muy grave en la calidad de las aguas utilizadas para riego en las
Quintas –provenientes del Río de la Plata y de ambos arroyos-, con lo cual la zona
fue perdiendo su principal ventaja, la disposición de agua para de buena
calidad riego en gran abundancia, no sujeta a variaciones estacionales. Este
proceso llevó a una situación crítica a la producción de hortalizas, frutas y
uva para vino, si bien sigue existiendo una superficie de viñas en las Quintas,
así como frutales y áreas con hortalizas.
El segundo
conjunto de impactos produjo un fuerte aislamiento de la zona, que terminó de
completarse con la construcción del Acceso Sudeste desde el Puente Nicolás
Avellaneda y, más tarde, con la primera fase del relleno de tierras por el
CEAMSE, en Villa Domínico.
La
implementación del Plan Integral Matanza-Riachuelo permitirá –en el mediano
plazo- una gradual recuperación de la calidad de las aguas. En cuanto a la
situación generada por el Polo Petroquímico y el CEAMSE, también es previsible
un mejoramiento gradual de la situación. Esta perspectiva, combinada con la
persistencia del paisaje cultural de las Quintas –incluyendo manchones del
ecosistema natural Selva Marginal Costera-, constituye la principal
potencialidad intrínseca de la zona de intervención para su inclusión en
proyectos de desarrollo sustentable y, en particular, para un espacio verde de
usos múltiples (producción, recreación, educación ambiental), con importantes
dimensiones, incluso para la escala metropolitana.
El ecosistema
antropizado conserva los grandes patrones que tuvo en su apogeo hacia 1930 –y
que son claramente visibles en las imágenes satelitales-.
La población
actual, heredera del sistema sociocultural campesino ya mencionado, que se
sostuvo hasta mediados del s.
XX, sigue conservando algunas buenas prácticas
tradicionales de manejo del suelo y del territorio. Pero en los últimos años,
se ha instalado un nuevo conflicto socio-ambiental en la zona, centrado en la
práctica de recibir en la zona una gran cantidad de los residuos provenientes
de demoliciones de viviendas antiguas del centro y sur de la región
metropolitana, una situación que se ve incrementada por el auge en la
construcción de los últimos tres o cuatro años. Trasladados en contenedores
abiertos sobre pequeños camiones, con guinche, son depositados en los suelos de
las parcelas locales y, más recientemente, como relleno en la zona costera. El
relleno no parece estar sujeto a ninguna regulación.
Otro importante conflicto
ambiental surge de la compra hecha por el gobierno local, en 1998, de un
conjunto de parcelas, totalizando alrededor de 100 ha . Originariamente
pensadas para instalar un parque industrial, afortunadamente el
gobierno municipal abandonó la idea, cuya concreción habría tenido un altísimo
efecto deteriorante en el área. Sin embargo, actualmente (marzo de 2009) está
comenzando a usar el terreno con fines que la población local considera de alto
impacto negativo, especialmente el proyecto de instalar allí una Alcaidía, o prisión para detenidos
procesados, dependiente del Ministerio de Justicia de la Provincia de
Buenos Aires
Debemos cuidar este ecosistema, preserver y reforestra con especies nativas y sacar las exoticas o invasoras, cuidar los espacios verdes silvestres para que la poblacion disfrute y no se extingue nuestra flora y fauna, es un ligar hermoso para que cuidemos.
ResponderEliminar