jueves, 7 de enero de 2016

Quintas de Sarandí: un espacio verde con alto valor patrimonial


La zona de las “Quintas de Sarandí” es prácticamente el único relicto del agroecosistema periurbano de la ciudad de Buenos Aires, tal cual existió durante el siglo XIX y, en muchos casos, hasta bien entrado el siglo XX.
Establecido en una porción del ecosistema de la Selva Marginal Costera del Paraná - Plata, es el producto de la transformación agrícola de dicho ecosistema por parte de inmigrantes del norte de Italia (particularmente de la región de Génova), quienes trajeron sus ricos conocimientos y prácticas campesinas. Aplicando esos conocimientos y prácticas, organizaron allí un sofisticado y original sistema de canales para riego y navegación. El uso de los canales para riego permitió el establecimiento de una importante superficie de pequeñas fincas agrícolas campesinas periurbanas, que fueron durante décadas una de las fuentes principales de aprovisionamiento hortícola para la ciudad de Buenos Aires. Además, se estableció una importante agroindustria artesanal vitivinícola, que le dio una marca identitaria a la zona, como la productora de los buscados vinos de la costa, una actividad que se ha conservado, aunque muy disminuida en volumen, hasta el presente.
Los canales fueron también usados para la navegación en pequeñas embarcaciones a vela y remos, que permitían transportar personas y bienes entre las Quintas y el puerto de La Boca. Este uso fue abandonado completamente antes de mediados del siglo XX, con el desarrollo de las vías terrestres de comunicación.

Los impactos sufridos por las Quintas[editar]
Deterioro del paisaje cultural[editar]
Las importantes perturbaciones ambientales producidas en toda el área a causa de la degradación de la Cuenca Matanza-Riachuelo se potenciaron exponencialmente a partir de comienzos del período económico de sustitución de importaciones (décadas de 1930 y 1940).
En este período, la zona de las Quintas recibió dos grandes conjuntos de impactos. Por un lado, los provenientes de la vertiginosa disminución de la calidad de las aguas del Riachuelo y de los cursos de los arroyos Sarandí y Santo Domingo. Por otro lado, el impacto –si bien algo menor que el anterior en términos materio-energéticos, importantísimo en términos de pérdida de información eco-cultural-, producido por la instalación y consolidación del Polo Petroquímico del Dock Sud. Este primer conjunto de impactos consistió en un menoscabo muy grave en la calidad de las aguas utilizadas para riego en las Quintas –provenientes del Río de la Plata y de ambos arroyos-, con lo cual la zona fue perdiendo su principal ventaja, la disposición de agua para de buena calidad riego en gran abundancia, no sujeta a variaciones estacionales. Este proceso llevó a una situación crítica a la producción de hortalizas, frutas y uva para vino, si bien sigue existiendo una superficie de viñas en las Quintas, así como frutales y áreas con hortalizas.
El segundo conjunto de impactos produjo un fuerte aislamiento de la zona, que terminó de completarse con la construcción del Acceso Sudeste desde el Puente Nicolás Avellaneda y, más tarde, con la primera fase del relleno de tierras por el CEAMSE, en Villa Domínico.
Situación actual: potencialidades y conflictos[editar]
La implementación del Plan Integral Matanza-Riachuelo permitirá –en el mediano plazo- una gradual recuperación de la calidad de las aguas. En cuanto a la situación generada por el Polo Petroquímico y el CEAMSE, también es previsible un mejoramiento gradual de la situación. Esta perspectiva, combinada con la persistencia del paisaje cultural de las Quintas –incluyendo manchones del ecosistema natural Selva Marginal Costera-, constituye la principal potencialidad intrínseca de la zona de intervención para su inclusión en proyectos de desarrollo sustentable y, en particular, para un espacio verde de usos múltiples (producción, recreación, educación ambiental), con importantes dimensiones, incluso para la escala metropolitana.
El ecosistema antropizado conserva los grandes patrones que tuvo en su apogeo hacia 1930 –y que son claramente visibles en las imágenes satelitales-.
La población actual, heredera del sistema sociocultural campesino ya mencionado, que se sostuvo hasta mediados del s. XX, sigue conservando algunas buenas prácticas tradicionales de manejo del suelo y del territorio. Pero en los últimos años, se ha instalado un nuevo conflicto socio-ambiental en la zona, centrado en la práctica de recibir en la zona una gran cantidad de los residuos provenientes de demoliciones de viviendas antiguas del centro y sur de la región metropolitana, una situación que se ve incrementada por el auge en la construcción de los últimos tres o cuatro años. Trasladados en contenedores abiertos sobre pequeños camiones, con guinche, son depositados en los suelos de las parcelas locales y, más recientemente, como relleno en la zona costera. El relleno no parece estar sujeto a ninguna regulación.
Otro importante conflicto ambiental surge de la compra hecha por el gobierno local, en 1998, de un conjunto de parcelas, totalizando alrededor de 100 ha . Originariamente pensadas para instalar un parque industrial, afortunadamente el gobierno municipal abandonó la idea, cuya concreción habría tenido un altísimo efecto deteriorante en el área. Sin embargo, actualmente (marzo de 2009) está comenzando a usar el terreno con fines que la población local considera de alto impacto negativo, especialmente el proyecto de instalar allí una Alcaidía, o prisión para detenidos procesados, dependiente del Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires

1 comentario:

  1. Debemos cuidar este ecosistema, preserver y reforestra con especies nativas y sacar las exoticas o invasoras, cuidar los espacios verdes silvestres para que la poblacion disfrute y no se extingue nuestra flora y fauna, es un ligar hermoso para que cuidemos.

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